Comenzamos con las historias.


Bueno lectores hoy empezamos por fin con la publicación de las historias , la primera historia en ser de publicada es de una persona que se llama pagarcas , también tiene un blog cuya dirección es : www.bauldelossuenosrotos.blogspot.com , pasaos está genial.

Bueno a lo que iba , la historia es de la exterminación de los judíos , ahí va y espero que os guste :

Título: Un nuevo comienzo

Angustia. Eso es lo que siento. Sin familia, sin amigos, no me queda nada. El dolor y la tortura, lo que me espera. Con un poco de suerte, moriré de un balazo en la cabeza. Doy una vista rápida a lo que tengo a mi alrededor. Un pequeño sótano, con velas encendidas que te proporcionan una visión escasa. Dentro del sótano, niños, madres con sus hijos y adultos, todos aguardando el momento. Porque sabemos que ese momento va a llegar. Casi oímos sus pisadas acercándose, cargados con fusiles y dispuestos a exterminarnos. Pero no, están demasiado lejos, todavía tenemos que aguantar la agonía hasta que vengan a por nosotros. Varios cuerpos, esparcidos por el suelo, todavía medio-vivos, gimiendo de vez en cuando y retorciéndose de dolor. Incapaces de aguantar un minuto más por la asfixia que produce este lugar o por el hambre. El hambre. Me toco la barriga, la cual me ruge. Cuando voy subiendo, sólo me noto las marcas de las costillas clavándose a mi piel. Entonces, me vienen los recuerdos. Se llevan a mi marido, mientras yo me escondo en una trampilla tapada por nuestra alfombra. Mi alfombra, la que ya sólo será cenizas, o con un poco de suerte, un trapo medio-negro con marcas de sangre. Mi marido. A saber qué barbaridades le habrán hecho. Sus últimas palabras: “sálvate, sé libre”. Ojalá pudiese. Ojalá pudiese escapar de este sótano sin que me pegasen un tiro en la calle. Ojalá nos trataran como a iguales, no como a monstruos.Vuelvo a la realidad, y puedo sentir cómo la gente tiembla del miedo, puedo oír las respiraciones de los demás, o algún que otro intento de las madres por tranquilizar a sus hijos. “Ya vienen” pienso, cerrando los ojos y respirando profundamente. A lo mejor seré más agraciada en mi siguiente vida. Oigo retumbar el techo, sus pisadas marcando el compás. En un solo segundo, ocurre: primero viene el silencio, un silencio denso. Después mis oídos retumban e instantáneamente no oigo nada. Las velas se apagan. Cuando veo el gran agujero del techo del que sale la cegadora luz del sol, simplemente cierro los ojos y espero a que todo acabe. Noto cómo el aire cargado de cianuro penetra en mi cuerpo y me impide respirar. Intento dar bocanadas de aire, buscando el oxígeno, aunque sé que no puedo. La gente me agarra, me arañan como si con eso pudieran escapar de la asfixia. Cuando me doy cuenta de que se acaba todo para mí, abro los ojos y vislumbro la última imagen de mi vida: el cielo azul con sus esponjosas nubes, con el sol cargado de esperanza alumbrándome. Por fin soy libre.

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